lunes, 16 de enero de 2017

Un dios menor

Quisiera poder quedarme con cada una de sus palabras,
atesorarlas en secreto, como un pequeño huraño,
y poder recitarlas en silencio, cada noche,
como las oraciones de mi infancia.
A veces, ella me sorprende con sus recuerdos,
nítidos como un espejo de agua,
limpios y puros como tu primer beso.
Entonces me siento pequeño y torpe,
como un amante inadecuado y pobre.
Y desearía poder compensarla de todos mis errores,
hacerme merecedor de sus sueños.
Un príncipe erguido frente al horizonte,
abarcándolo todo, 
como un patriarca o como un dios menor.
Su dios o, al menos, su última esperanza.

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