De repente, al breve sonido de un compás,
saltando alegre como agua entre las rocas,
todo el silencio de la soledad de este mundo
se quiebra como una falsa realidad.
Y el abandono no es sino un sueño efímero,
y la soledad, un vacío quebrado, colmado de caricias.
Tu despedida, un regreso íntimo;
y las lágrimas, como tus besos, dulce rocío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario